lunes, 8 de febrero de 2010

Electromagnetismo en la estrategia militar (parte I)

  Por Raúl Ramos Alonso
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Resumen.
Es indudable que el desarrollo tecnológico ha sido aplicado al terreno militar
desde el desarrollo de las primeras herramientas. En muchas ocasiones, ciertas investigaciones han tenido como único propósito la aplicación de estos descubrimientos al campo militar. Sin embargo, en no menos ocasiones, los descubrimientos o tecnologías han sido de gran utilidad en el uso civil.
La electricidad y el magnetismo fueron considerados fenómenos diferentes durante siglos. Los mismos conceptos de electricidad no fueron comprendidos hasta el siglo XVIII con hombres como Luigi Galvani y Alessandro Volta. En el siglo XIX se uni
ficó electricidad y magnetismo con los experimentos de Hans Christian Oersted y André-Marie Ampere.
A pesar de estos avances el electromagnetismo seguía siendo un fenómeno de laboratorio. Más teórico que práctico, no se había encontrado forma de aplicarlo. En esa época empezaron a aparecer ideas extravagantes provocadas por la ignorancia y que perduraron durante años, como la idea del “rayo de la muerte” como una poderosa descarga eléctrica, que a comienzos del siglo XX se transformó en una poderosa descarga de radiación.
La realidad
ha sido muy diferente. Las aplicaciones de el electromagnetismo rápidamente revolucionaron no solo la guerra, sino la vida del ciudadano de a pie. 

Carros de combate matilda en la cadena de producción.   www.dur.ac.uk

1. Revolución en los sistemas de producción.
El
mayor cambio que electromagnetismo pudo tener en la guerra ha sido el mismo que ha tenido en el ámbito civil. La segunda revolución industrial significó un cambio radical en los sistemas de producción. La posibilidad de la fabricación en masa, junto con la utilización de nuevas y poderosas máquinas herramientas, significó un desarrollo global de todos los aspectos del desarrollo tecnológico y que pronto seguiría el social.
Gracias a los motores eléctricos
y los procesos electroquímicos no sólo se redujeron los costes de producción, sino que nuevos materiales y procesos que aparecieron en el ámbito militar, significó mejores aleaciones y sistemas más robustos que cumplieran con las exigencias militares.

2. Preámbulos de la Primera Guerra Mundial.
Los profundos efectos sociales y económicos de la Segunda Revolución industrial supusieron la gradual introducción en las fuerzas armadas de nuevos sistemas y procedimientos, así como de un nuevo tipo de personal diferente
, los especialistas.
Los ejércitos ya contaban con herreros, carpinteros,
cuidadores de animales y otras profesiones. Aunque algunos de ellos eran ciertamente profesiones especializadas y de gran valor, este personal no dejaba de ser un añadido al equipo logístico del ejército.
Esto estaba empezando a cambiar. Mecánicos, conductores y operadores de comunicaciones iban a estar ahora muy cerca del frente. Participarían activamente en el combate
y serían vitales para el mantenimiento del ejército.
Este hecho supone el inicio de un profundo cambio social en las fuerzas armadas,
dado que aparece una nueva clase. Este personal poseía conocimientos y un entrenamiento, por lo que sus vidas eran importantes. Sin embargo no eran oficiales y no pertenecían a una clase social elevada. Ello significó que, en general, los cuidados médicos debían mejorar.

2.1. Motores
.
2.1.1. El motor de combustión interna
.
Una de las consecuencias directas de los avances tecnológicos fue la implantación de motores de combustión interna. Éstos sirven principalmente para dos propósitos: propulsión y producción de energía eléctrica.
Los motores de combustión interna necesitan de varios sistemas accesorios que, generalmente son operados eléctricamente. Entre ellos se incluyen motores eléctricos, sensores
, etc. La gran mayoría de los motores utilizados primeramente son motores de gasolina, que por tanto necesitan bujías y una batería. La gran potencia específica de estas plantas motrices les permitió implantarse rápidamente, como camiones y diversos tipos de vehículos muy móviles. Sin embargo este terreno todavía estaba ampliamente dominado por animales de tiro debido a las limitaciones técnicas de los primeros vehículos como las vías de comunicación.

2.1.2. El motor eléctrico.
Las enormes posibilidades de la amplia gama de motores eléctricos pronto encontraron aplicaciones en todos los campos. Sin embargo su implantación no
fue inmediata. Empezaron a aparecer en sistemas auxiliares, principalmente en navíos, junto con iluminación eléctrica, proporcionada por dinamos o alternadores. En 1906 eran más populares los sistemas neumáticos e hidráulicos, aunque se preveía un cambio.


2.2. El cambio en las comunicaciones.
La primera aplicación militar del telégrafo se realizó durante la guerra de Crimea, en 1854. Las diferentes formaciones militares pronto contarían con sus propias unidades de comunicaciones y tendido de cable, así como especialistas. Sin embargo los protocolos de comunicaciones no estaban todavía muy desarrollados.
En 1876 Alexander Graham Bell desarrolló el primer teléfono comercial y pronto se implantó entre cuarteles del ejército. Ésta innovación presenta la ventaja de coordinación en tiempo real entre diferentes cuarteles y mandos, con la posibilidad de poner en contacto a los o
ficiales directamente implicados. Por otra parte, la cadena necesaria para enviar mensajes se redujo ostensiblemente, al ser posible hablar directamente con el frente y obtener, en muy poco tiempo, gran cantidad de información de primera mano.
Es obvio que el teléfono y, en general, la comunicación por cable, signi
ficó una revolución no solo estratégica, sino táctica. Sin embargo, este sistema, presenta inconvenientes en cuanto al mismo cableado, habiendo situaciones donde no es posible utilizarlo, como en el mar, o en aviones y dirigibles. En 1899 tres navíos de la Real Armada Británica (HMS Alexandra, Europa y Juno) realizaron las primeras pruebas con la radio de Guglielmo Marconi a una distancia de 87 millas naúticas. Era el comienzo de las telecomunicaciones, y cambiaría la forma de hacer la guerra para siempre.

2.3. Nuevas unidades de combate.
La unión de avances tecnológicos
en los anales del siglo XIX trajo el desarrollo de nuevos conceptos, así como el desarrollo de otros muchos. Con el primer vuelo con motor en 1905, los ejércitos empezaron a interesarse por los aviones, en principio en labores de reconocimiento únicamente, al estar limitada la carga útil de estos por la pobre aerodinámica y escasa potencia específica de los motores. En el mar, la construcción en acero y el desarrollo de la artillería, así como la propulsión a vapor, permitió la aparición de nuevos tipos de buque. 


HMS_Dreadnought (1906)    wikipedia.org

2.3.1. La nueva armada.
A principios de siglo se consolida el acorazado como exponente de
l poderío naval. En 1906 entra en servicio el Dreadnought, de la Real Armada Británica. Este acorazado contaba con torres de artillería. Por primera vez se incorporaba comunicación eléctrica entre las diversas posiciones de combate, especialmente desde la torre de observación al compartimiento de puntería. Allí una primitiva calculadora eléctrica optimizaba la puntería de los cañones. Este dispositivo había sido desarrollado por oficiales de la armada junto con la compañía Vikers.
No es exagerado
pensar que el Dreadnought sentó las bases en el concepto de dominio naval hasta anales de la Segunda Guerra Mundial. Otros siete buques de su clase fueron puestos en servicio en los años siguientes, pero los avances en todos los campos hicieron que este buque quedase desfasado incluso antes de la Primera Guerra mundial. 

Réplica del submarino del Ilustre Narciso Monturiol del Ictineo en Barcelona           www.websubmarinos.tk


2.3.2. El submarino.
El concepto de viajar bajo el mar es muy antiguo. A lo largo de la historia ha habido innumerables intentos de resolver principalmente dos cuestiones: un volumen completamente estanco y seguro y, no menos importante, el método de propulsión.
Hasta los años previos a la Primera Guerra Mundial no se puede decir que los submarinos
fuesen operacionales. El primer submarino que hundió un barco en combate fue el submarino confederado H.L. Hunley, durante la guerra civil americana. Estaba propulsado a mano mediante un cigüeñal conectado al propulsor. Es notorio mencionar los experimentos del español Narcís Monturiol i Estarriol que dotó a su Ictineo II (1867) con un sistema dual Vapor\Químico para navegación en superficie y sumergida, respectivamente.
Estos esfuerzos fueron infructuosos hasta el desarrollo de dos nuevos sistemas de propulsión: el motor de combustión interna y el motor eléctrico. La combinación de estos dos, junto con baterías permitía a un buque realmente permanecer tiempo sumergido, maniobrar e incluso combatir.
Aunque visto con mucho escepticismo, en todas las armadas empezaban a aparecer
los primeros de este tipo de buques. Sin embargo es justo nombrarlos como “sumergibles” en lugar de “submarinos”, puesto que eran buques con capacidad de sumergirse, pero sólo durante un limitado período de tiempo. Habría que esperar otros 50 años para los primeros submarinos reales.

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