lunes, 8 de febrero de 2010

Electromagnetismo en la estrategia militar. (Parte II)

Por Raúl Ramos Alonso
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Escuadra de Foker D7 alemanes        militaryphotos.net

2.3.3. La fuerza aérea.
Al igual que los submarinos, los recién llegados aviones levantaban escepticismo entre los militares. Se reconocía que tenían potencial, pero para mantenerse en el aire dependían de los todavía titubeantes motores de gasolina. Tenían una capacidad ridícula y eran difíciles de operar.
El competidor del avión era el dirigible. A diferencia de los aviones, éste último “
flota” en el aire. Los dirigibles y globos flotan, puesto que generan fuerza de flotación siguiendo el principio de Arquímedes, desplazando un volumen más pesado que el peso del volumen propio. Los aviones, en cambio, vuelan al producirse una fuerza aerodinámica en sus alas. Según el principio de Bernuilli, al ser la presión dinámica menor sobre la superficie superior del ala aparece una diferencia depresión que se traduce en una fuerza distribuida. Por estas razones se consideraba al dirigible mucho más seguro que un avión, lo que resulta irónico según los estándares modernos, puesto que se utilizaba comúnmente hidrógeno para rellenarlos (posteriormente fue sustituido por helio).
Se consideraba que el avión podía tener un prometedor futuro en reconocimiento aéreo, mientras que el dirigible podría llevar a cabo tareas de bombardeo y observación para la artillería, pues propulsado por varios de los modernos motores de gasolina constituía una plataforma estable. Por otra parte su velocidad máxima era, en muchos casos, superior a la de los primeros aviones.



3. Primera Guerra Mundial.
La Gran Guerra Europea fue un acontecimiento que sacudió a la sociedad en todos los niveles posibles. Desde el punto de vista militar, mostró claramente que los avances tecnológicos no habían sido aprovechados en absoluto. Ejércitos completos estancados en el barro, sin movilidad, con suministros escasos y miles de bajas para progresar unos pocos metros.
La inmovilidad de las líneas mostró la falta total de innovación de los estados
mayores. Las batallas coloniales habían sido exitosas cuando el enemigo no poseía ni organización ni poder de fuego. Aunque se habían practicado tácticas con ametralladoras y con artillería, y se habían diseñado sistemas de fortificaciones, la inexistencia de una doctrina para promover una ruptura del frente, así como el desconocimiento táctico de cómo aprovecharla, resulto en un número extraordinario de bajas e inmovilidad total mientras miles de cartuchos y salvas de artillería cruzaban la tierra de nadie. 



Por otra parte, aunque el estado mayor esperaba resolver la guerra simplemente con potencia de fuego, profundas fortificaciones y eficientes medidas defensivas hicieron que los métodos tradicionales de ruptura fuesen totalmente ineficaces. La caballería se veía imposibilitada para efectuar asaltos por las condiciones del terreno. La tierra de nadie estaba llena de cráteres de artillería y las trincheras fuertemente defendidas con alambre de espino y minas. La infantería, aunque más móvil, se encontraba totalmente desprotegida ante las ametralladoras, morteros, minas y alambre de espino. En no pocas ocasiones, estas brigadas de asalto apenas llegaban a dejar las fortificaciones amigas antes de perecer ante una lluvia de metralla.
En esta situación se buscó desesperadamente conseguir una ruptura. Para ello se utilizó el tanque. El tanque es llamado así debido a la historia que se utilizó para enviarlos desde Gran bretaña, donde los primeros fueron cons
truidos, a la costa francesa. Llegaron al frente camuflados como tanques de agua. Su nombre oficial es Armoured Combat Vehicles, del inglés,  vehículos de Combate Acorazados. El propósito de estos vehículos era dar apoyo cercano a la infantería para cruzar la tierra de nadie, llegar a la otra línea de trincheras y provocar una ruptura. Por ello, el chasis debía ser “todo terreno”. No solo capaz de moverse en un terreno embarrado y sembrado de cráteres, sino de hacerlo a una velocidad adecuada para ser maniobrable y además, para tener algún éxito al otro lado de la tierra de nadie y ser capaz de cruzar trincheras. El blindaje del casco habría de ser suficiente para contener metralla y fuego de armas ligeras y ametralladoras. En cuanto al armamento montado, el propósito de cubrir a la infantería implica ataque a nidos de ametralladoras y posiciones fuertemente fortificadas, así como a grandes números de infantes. Por otra parte, armas demasiado pesadas no pueden ser utilizadas cerca de la infantería amiga, por riesgo de bajas propias. Es necesario, además, determinar la carga útil del vehículo para propósitos tales como munición, combustible, etc.

http://updatecenter.britannica.com
Los tanques se emplearon por primera vez en la batalla de Somme en pocas cantidades. Su rendimiento fue decepcionante, en el sentido de que no cumplieron su propósito: provocar una ruptura. Los tanques resultaban lentos y torpes, blancos fáciles para morteros y artillería. Con un frente inmóvil, la artillería podría responder con rapidez y precisión, pues las zonas de fuego estaban profundamente estudiadas. Por su parte los alemanes no contaban mucho en esta nueva arma, y, aunque construyeron unos pocos tanques, se concentraron en implementar armas antitanque. En cuanto a su rendimiento, este dejaba mucho que desear. Los motores y toda la mecánica en general era muy propensa a fallar. Las duras condiciones del frente, así como en la zona de operación empeoraban este problema, además el armamento montado pronto empezó a dar problemas. Los gases de las ametralladoras y cañones eran tan peligrosos para la tripulación como las balas del enemigo. Las armas pesadas montadas fueron importadas desde el ámbito naval, sin embargo eran demasiado voluminosas y poco practicas montadas en estos vehículos a pesar de la larga lista de problemas, cuando los tanques conseguían llegar a la trinchera enemiga, podian arrasarla, permitiendo a la infantería, que les seguía tomar la trinchera. El diseño británico permitía al tanque cruzar la trinchera y proseguir. Sin embargo, ni la infantería ni la caballería fueron capaces de provocar ninguna ruptura durante toda la guerra.

Tanque britanico Mark V.  Imperial War Museum de Londres.        Miguel González.

Las cosas también habían cambiado en la retaguardia. las nuevas comunicaciones vía telefónica y telegráfica proporcionaron al estado mayor en la retaguardia, una gran cantidad de información, así como la oportunidad de dirigir y coordinar tropas en tiempo real, descargas de artillería, asaltos,...La atención médica mejoró muchísimo, estableciéndose protocolos de actuación, camilleros, centros de atención primaria y hospitales, así como el transporte necesario. A pesar de ello, las duras condiciones de vida en el frente, así como la inmensa cantidad de bajas desbordaban los puestos de atención.
En el mar, la batalla había cambiado. Los submarinos, especialmente alemanes, podían navegar sumergidos, invisibles y tender minas en la entrada de los puertos enemigos y atacar
a los lentos mercantes. Sin embargo, ni en superficie, ni sumergidos, donde los motores eléctricos y las primitivas baterías tenían un rendimiento aún menor, no podían competir con los grandes navíos de guerra, que doblaban la velocidad máxima de los primeros. Su pequeño desplazamiento, su poca maniobrabilidad y su escaso poder de fuego los convertían en fáciles presas de casi cualquier buque de superficie. Solamente manteniéndose ocultos podían tener algún éxito.
En cuanto a los navíos pesados de super
ficie, el calibre de sus armas había crecido, estaban empezando a ser propulsados por turbinas de vapor en lugar de cilindros de vapor y se alcanzaron grandes calibres, de hasta 500 mm. Sin embargo, en la batalla de Jutlandia, menos del 1% de las granadas hizo blanco. A pesar de las calculadoras primitivas, lo cierto es que la precisión de la artillería no había mejorado mucho desde la guerra hispano-norteamericana.

Otro rol fundamental de las fuerzas navales consiste en el bloqueo de suministros y movimientos enemigo, las fuerzas submarinas trataron de establecer  bloqueos
, aprovechando su invisibilidad, a diferencia de las flotas tradicionales de bloqueo, que contaban con numerosos buques y eran claramente visibles. Por otra parte, por sus reducidas prestaciones no podían maniobrar con la armada. Operaban solos, en áreas de patrulla, y se mantenían en contacto por radio. Esto es importante, puesto que los sumergibles no podían perseguir convoyes. Por tanto el alto mando debía colocarlos en posición, como si de un gigantesco ajedrez se tratase. A pesar de sus limitadas capacidades operativas (la velocidad sumergidos no era más 9 nudos y en superficie  de 15 nudos, para los modelos más rápidos. Iban armados con torpedos y un cañón de 105 mm). Su ventaja era la sorpresa, y eso sólo podían conseguirlo con precisa y oportuna información desde tierra. Así lograron hundir unos cinco mil buques, que totalizan unos 12 millones de toneladas.

Dirigible britanico R-34, año 1922.        airfields-freeman.com

Otra de las nuevas armas en el frente era la fuerza aérea. Contaba tanto con dirigibles Zepelín como con aviones. Los primeros, muy fiables y evolucionados. Estaban propulsados por motores de gasolina y tenían una capacidad de carga sustancialmente mayor que los aviones, así como una autonomía mucho más prolongada. Así los zepelín bombardeaban objetivos en el Reino Unido y Francia. Sin embargo, el rápido desarrollo del avión significó que todas las tareas que el Zepelín desempeñaba, el avión podía hacerlas mucho mejor y a un coste mucho menor. Los dirigibles se utilizaron principalmente en el lado alemán, y pronto quedó claro que no eran aptos para el combate, pues resultaban demasiado vulnerables.
Por su parte el avión mejoró en todos los aspectos técnicos. Su velocidad, cota de vuelo, capacidad de carga y sus características estructurales. Las ta­reas principales eran reconocimiento y ataque a tierra. Las largas columnas de abastecimiento resultaban sumamente vulnerables, por lo que pronto se desarrollaron aviones para atacar a otros aviones. Pronto empezaron a aparecer aviones asignados a roles especí
ficos, bombardeo, combate aéreo, reconocimiento y transporte.
Por primera vez los alemanes mandaron algunos escuadrones a bombardear una ciudad portuaria en Reino Unido.
La Primera Guerra Mundial no sentó las bases de la guerra moderna, en cuanto a estrategia se re
fiere, sino en cuanto a la guerra mecanizada. La infantería había sido, desde las legiones romanas, la fuerza visible de un ejército. Los soldados eran el músculo y el puño del ejército, pero esta concepción pronto cambiaría. 

Hannover CL III aleman, 1918           xplanes.tumblr.com

Bombardero Handley.     http://military.discovery.com
Ataque a un Zepelin.         firstworldwar.com 

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