lunes, 8 de febrero de 2010

Electromagnetismo en la estrategia militar (Parte III)

Por Raúl Ramos Alonso
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4. Entreguerras.
Los
países contendientes aprendieron lecciones muy diferentes, dependiendo del bando donde lucharon. Los aliados, el Reino Unido y Francia, así como Estados Unidos estaban convencidos de que la guerra de trincheras era el futuro. Las bajas habían sido horribles, pero habían ganado. El tratado de Versalles les garantizaba que jamás se produciría otra guerra con Alemania, y las colonias no podían oponer nada a la tremenda potencia de fuego que los modernos ejércitos estaban empezando a ensamblar. Se sentaron las bases de colaboración Franco-británica, de tal forma que, en caso de repetirse una guerra en Europa, un ejército inglés se desplazaría a Francia. Los franceses, por su parte, tendrían el mayor ejército del mundo, con mayor número de carros de combate. Una de las lecciones que aprendieron fue que las fortificaciones habían detenido al los alemanes y, por tanto, este era el futuro. Pronto se empezó la hercúlea tarea de construir una línea de fortificaciones desde la frontera con Suiza hasta el Canal de la Mancha. Especialmente en la frontera con Alemania. En Esta Época, tanto Francia como Inglaterra lucharon en las colonias y las experiencias aplicando las lecciones aprendidas, fueron un exito. La infantería, con el apoyo de artillería de campaña y caballería eran capaces de mantener el orden.
Char 2C francés en su epoca (años 20)  el carro de combate mas potente del mundo.     wikimedia.org
 
La guerra civil en Rusia provocó una revolución en el ejército. El nuevo ejército Rojo estaría politizado, pero además contaría con los últimos avances que la tecnología podía ofrecer a la guerra. La nueva unión soviética había de poseer unidades blindadas y aéreas. Crearon las primeras unidades de paracaidistas y los entrenaron, además abrieron las puertas del ejército, de una forma limitada, a las mujeres. Sin embargo las purgas privaron al ejército Rojo de su activo más importante, oficiales experimentados, dando como resultado  una falta de cohesión y en último término, de fuerza de combate efectiva.
Por su parte los alemanes tenían una perspectiva muy distinta. además de sentirse traicionados por la armada y el ejército, para todos estaba claro que miles de muertos en las trincheras, así como el haber llegado a menos de cien kilómetros de
París no había supuesto ninguna diferencia. La guerra de trincheras no era una buena idea. Sin embargo el submarino, el carro de combate y el avión si que lo parecían. Por otra parte, el tratado de Versalles prohibía su desarrollo, y a pesar del tradicionalista ejército alemán, algunos oficiales y empresas empezaron a impulsar la investigación en estos campos. Mucho antes de la llegada de Hitler al poder, empresas alemanas investigaban en países como Holanda la construcción de submarinos. Clubes de vuelo aparecerían por todo el país con ámbito civil, pero en muchos se esconda un propósito militar. A diferencia de los ejércitos aliados, por participar oficiales, en ocasiones de alto rango (fue el general Hans Guderian quien escribió el primer tratado para la guerra móvil con tanques), los oficiales y soldados en estas nuevas armas se sentían “especiales” y eran considerados “caballeros”.
El ejército italiano estaba envuelto en guerras coloniales en lo que hoy es Libia. Ante la di
ficultad de llevar tropas al interior el ejército italiano tomó una decisión singular, bombardearían los asentamientos civiles al sur. Estas misiones de castigo tenían como intención matar civiles y sembrar el caos y el miedo entre la población. En los primitivos aviones, la limitada capacidad de carga hacía que estas incursiones no causaran demasiadas bajas. El bombardeo se realizaba a baja altura, puesto que la precisión era escasa.
En cuanto a los dirigibles, el ejército estadounidense hizo algunos intentos de utilizarlos
como naves portaaviones. Al menos dos de este tipo surcaron los aires, pero ambos terminaron accidentados.
Mussoline y Hitler.      www.masconomet.org

 Derecha: Soldados alemanes con la máquina enigma en primer termino.

El
período de entreguerras fue políticamente muy activo, y no es propósito de este escrito profundizar en ello. Sin embargo es ineludible el hecho de que los conflictos militares están influidos en grado sumo por aquellos. En esta época moría el estilo de vida victoriano. Comunismo y Fascismo se extendían por Europa y, en mucha menor medida en Estados Unidos.

En el ámbito tecnológico se producen múltiples avances que afectaron a todas las armas. La guerra se trasladó a las comunicaciones. Nuevos sistemas de cifrado, como la máquina enigma diseñada en Alemania para comunicaciones tanto diplomáticas como militares, simbolizaría el campo de la nueva criptografía, utilizando calculadoras y todo tipo de sistemas de cómputo electromecánicos. Se empieza a desarrollar el Radar (Radio Detection And Ranging) capaz de detectar buques y aviones y dar una estimación de la distancia al emisor. Asimismo, se hacen las primeras pruebas con el ASDIC (el primero de tales sistemas utilizando cristales piezoeléctricos de cuarzo),
utilizado para búsquedas debajo del agua. Este equipo empezó a ser desarrollado como método de contrarrestar submarinos durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo no empezó a ser operativo hasta 1920.

4.1. La Guerra Civil Española; Julio 1936 -
Agosto 1939.

La Guerra Civil en España, aparte del gran signi
ficado político que tuvo, sirvió como campo de pruebas, no solo de armas, sino de estrategias. Algunos de los países que posteriormente participarían en la Segunda Guerra Mundial enviarían armamento e incluso tropas. Principalmente Alemania, Italia y la Unión Soviética. Sin embargo todos los altos estados mayores de las principales potencias siguieron el desarrollo de la guerra con interés. Es apropiado, así mismo, mencionar que esta guerra fue cubierta por las cámaras de televisión y fotógrafos como ninguna otra guerra antes lo había sido.
Aunque son necesarias múltiples consideraciones políticas aparte de las puramente militares, ésta guerra, a diferencia de la Primera Guerra Mundial, trató de combates mucho más móviles (a excepción del cerco de Madrid) y, aunque hubo amplias batallas de trincheras, la aviación y la artillería móvil, así como una infantería mucho más ágil pudieron efectuar rup
turas locales del frente y, lo que es más importante, aprovecharlas. Una de las lecciones más importantes aprendidas por algunos observadores (principalmente alemanes) fue la coordinación efectiva de artillería y aviación. Está última arma atacaría en retaguardia mientras la artillería “ablandaba” la primera línea y la infantería atacaba con apoyo de artillería de menor calibre, ametralladoras y vehículos blindados o acorazados. La clave era la movilidad. Una pequeña fuerza podía romper la línea si atacaba decididamente en un punto local. Explotar la ruptura requeriría una combinación eficaz de todas las fuerzas disponibles. Esta rapidez y coordinación son la base de la guerra mecanizada y son imposibles de conseguir sin buenas comunicaciones, medios de transporte y dominio efectivo del espacio aéreo.
Soldados nacionales junto con un carro Panzer I de fabricación alemana.           ebrisa.com

5. La Segunda Guerra mundial.
Generalmente se acepta que la Segunda Guerra Mundial empezó con la invasión de Polonia el primero de agosto de 1939. Sin embargo la cadena de acontecimientos que desembocaría en este con
flicto hacía tiempo que había comenzado. Esto se traduce en una intensa preparación y rearmamento en todas las armas. Mientras que Francia y Reino Unido se preparaban para una guerra similar a la anterior y el ejército expedicionario se trasladaba al continente, el ejército alemán había probado las lecciones aprendidas en España en múltiples operaciones militares a pequeña escala. La invasión de Polonia demostró lo que la guerra moderna iba a ser.
Inglaterra preparó su armada para una guerra similar a la anterior. Esperaban un bloqueo y minado de sus puertos, así como de las principales rutas comerciales, tanto con el resto del imperio como con los Estados Unidos. Las minas parecían el mayor peligro, pues se esperaba que el ASDIC eliminase todo peligro por parte de los submarinos alemanes. Aunque al
final de la guerra los submarinos hundieron más toneladas aliadas, las minas fueron un constante peligro para las operaciones navales. Los alemanes desarrollaron minas magnéticas y minas que explosionaban por sonido y por presión, haciendo las labores de limpieza difíciles y peligrosas.
Tropas motorizadas alemanas en  Polonia.        http://pro.corbis.com
 
La flota se preparó en diversos grupos de combate con tareas específicas, tales como limpieza de minas y grupos de caza de submarinos, así como principales grupos de combate con acorazados y cruceros, apoyados por portaaviones para reconocimiento aéreo. Una nueva corriente en la fuerza aérea estaba convencida de la posibilidad de destruir buques pesados con aviones, por medio de torpedos y bombas. En tierra los ejércitos franceses y británicos desplegaron una ingente cantidad de hombres a lo largo de la frontera francesa, apoyados por carros de combate y respaldados por las fortificaciones de la línea Maginot.

5.1. Blitzkrieg
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El desarrollo de los acontecimientos seguiría unas directrices muy diferentes a las de la Primera Guerra Mundial. Los ejércitos alemanes no tenían ninguna intención de luchar en amplios frentes, bajo las fuertes forti
ficaciones enemigas. Tras unos meses de calma en tierra, el 10 de Mayo de 1940 las concentraciones blindadas alemanas atravesaron Holanda y Bélgica para penetrar en Francia. En esta frontera la Línea Maginot no había sido completada, en parte por tiempo, en parte por decisiones políticas. Las puntas blindadas alemanas, apoyadas por paracaidistas en la retaguardia enemiga y fuertes bombardeos locales, atravesaron las líneas en un estrecho frente, para rodear los ejércitos combinados, que estaban extendidos en un amplio frente. La altísima movilidad de un reducido grupo de fuerzas pudo vencer de forma aplastante a un muy superior número, al concentrar las unidades acorazadas en divisiones autónomas, mientras que en los ejércitos aliados estaban asignados a unidades de infantería, como apoyo. Otra de las claves del éxito fue la de mantener la iniciativa. Golpear al enemigo tan fuerte como sea posible en un solo punto y seguir moviéndose. La impenetrable línea Maginot fue atacada principalmente en tres puntos: un fuerte al sudeste de Sedan, que fue capturado, el 14 de Junio , durante la Operación Tigre, la linea fue atacada en St Avold y Saarbrücken y dos ataques más en la zona de Alsacia, uno de ellos exitoso. La Línea Maginot había sido completamente inútil.
Un ejemplo del estado actual de la linea Maginot que conserva bien visibles las heridas del combate.  Raúl R. Alonso

Esto sentó las bases de la guerra mecanizada moderna. Todos los ejércitos aprederian pronto, concretamente los rusos, cuando se recuperaron de la invasión alemana.

5.2. Comunicaciones.

Un ejército sin suministros ni comunicaciones no puede luchar. Es por esto mucho más práctico atacar estos activos en lugar de luchar contra un ejército. Por ello gran parte de la actividad militar durante la guerra estuvo orientada a impedir actividad militar por parte del otro bando.
La llamada Batalla del Atlántico fue el esfuerzo alemán para frenar el abastecimiento británico, ante la imposibilidad de llevar a cabo una invasión. Esto no era posible simplemente porque el móvil ejército alemán carecía de la fuerza necesaria para afrontar numerosas bajas en una invasión frontal. Una vez que la campaña aérea (La Batalla de Iglaterra) fracasase al no poder someter
a Inglaterra por medio únicamente del poderío aéreo, la batalla en el mar era la única alternativa.

Un U-boat en paralelo con un mercante, en los comienzos de la contienda la aparición de una de estas maquinas y la invitacion de su comandante a  abandonar el barco antes de torpedearlo, bastaba para que los tripulantes del carguero se apresuraran a arriar los botes salvavidas ya que no estaban armados.    www.titanic-whitestarships.com
El poder de las comunicaciones había cambiado tanto en los últimos 50 años que, en ocasiones colisionaba con la cadena de mando tradicional. Durante toda la guerra, la armada británica fue dirigida por radio desde una sala en el Almirantazgo británico. Esta decisión, aunque acortaba la cadena de mando, en ocasiones recortaba la iniciativa y el poder de decisión de almirantes en el campo de batalla.
Por su parte, en el cuartel general de la armada alemana, la situación era similar. El intenso trá
fico de radio entre submarinos y el cuartel general era necesario para enviar informes de tiempo, avistamientos y la coordinación de los ataques de grupos de submarinos o “manadas de lobos”. Para atacar convoyes, un submarino o avión de reconocimiento hacía contacto, pero en lugar de atacar, se situaba en un rumbo paralelo al mismo e informaba. En el cuartel general se evaluaba la situación y se enviaban los submarinos cercanos. Todo se orquestaba para realizar ataques durante entre una y tres noches. Sin embargo, la tarea de coordinación requería el ya mencionado tráfico de radio, que nornalmente trabajaba en su contra, por poder los aliados interceptarlo.

5.2.1. Navegación por radio e inteligencia electrónica
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Se denomina inteligencia electrónica (en inglés abreviado ELINT) a la interceptación y alteración de señales electrónicas enemigas, especialmente de radio.
La navegación precisa es crítica en bombardeos a gran altura y distancia, como los efectuados por la Luftwa
ffe en Inglaterra durante 1940. Dado que la precisión de las bombas en si era nula (simplemente se dejaban caer y contaban con unos primitivos estabilizadores que tenían como intención garantizar un vuelo balístico homogéneo) era necesario colocar al bombardero en la posición adecuada. Los alemanes idearon un sistema de guia por radiofreciencia altamente efectivo que fue contrarrestado por emisiones de radio por parte de los ingleses, tratando de confundir a los aviones. Durante toda la Batalla de Inglaterra diversas versiones del sistema alemán en diversas frecuencias y modos de emisión trataron de evitar las contramedidas británicas.
Por otra parte, dado que los británicos tenían pocas fuerzas efectivas de cazas, era necesario, coordinarlos mediante comunicaciones radiales y organización en pequeños grupos de combate, muy al estilo en que los propios alemanes operaban en tierra, aunque
estos nunca lo aplicaron en el aire hasta el final de la guerra.
Heinkell 111  en formacion durante la Batalla de Ingalterra.     www.saak.nl

Por otra parte, la interceptación y decodificación de mensajes de radio enemigo es vital para anticipar los movimientos de éste. La decodificación de la máquina enigma, llevada a cabo en Bletchey Park en Inglaterra, empezó con ayuda de especialistas en criptografía polacos. La necesidad de descifrar los códigos alemanes con rapidez impulsó el desarrollo de la computación y de algoritmos, así como de los primeros ordenadores. Varias estaciones a lo largo de la costa de Inglaterra tenían como misión interceptar y triangular los mensajes, que luego serían decodificados, evaluados.
Obviamente ambos bandos desarrollaron tanto métodos criptográ
ficos tanto para decodificar mensajes enemigos como para proteger los propios. Al final de la guerra los movimientos mecánicos de rotores para las combinaciones eran controlados por circuitos lógicos eléctricos.


5.3. RADAR y ASDIC.
Durante la Primera Guerra Mundial, la forma habitual de percibir al enemigo era la vista de los centinelas o el oído. No había forma de “ver” más allá del horizonte, ni, por supuesto debajo del agua.
El principio de operación del radares bastante sencillo. Se emite una onda electromagnética de cierta frecuencia y potencia y se recibe el eco, a partir del cual es posible calcular la distancia al blanco. Posteriormente, en Estados Unidos, se desarrolló el radar Doppler que como su nombre indica utiliza este efecto para medir diferencias entre dos o más pulsos y además de distancia puede estimar la velocidad del blanco. Este sistema tiene, por tanto, aplicación tanto defensiva como ofensiva.
Las dimensiones y peso de los primeros radares solo permitía
n instalarlos en los buques más grandes o en edificios. Durante la ya mencionada Batalla de Inglaterra numerosas estaciones en la costa británica mantenían una vigilancia constante, no solo ante la amenaza aérea, sino ante el temido asalto alemán. Estas estaciones, en contacto con el alto mando de la Royal Air Force, RAF, que dirigiría entonces a los cazas contra la fuerza atacante. Esto significó ahorrar horas de vuelo, combustible y aparatos en patrullas, y concentrar la escasa fuerza de cazas contra el enemigo.
 
Vigia en los tejados de Londres.    www.saak.n
En el mar, el radar se utilizó para encontrar la fuerza enemiga, ya sea aérea o naval, tanto en operaciones defensivas (especialmente en cuanto se instauró el sistema de convoyes) u ofensivas. En cuanto a las primeras, este sistema jugó un importante papel en la guerra antisubmarina, pues las bajas velocidades en inmersión de los submarinos no les permitían acercarse sumergidos al convoy. Lo hacían en superficie y, por tanto era posibles detectarlos, aún en la oscuridad de la noche o con niebla. Los submarinos alemanes carecían de radar hasta finales de la guerra, pues no se hicieron grandes esfuerzos en miniaturizar los equipos. se equiparon a los submarinos con detectores de radar, pero estos eran equipos activos, que podían ser rastreados. Los británicos en cambio, miniaturizaron el equipo, de tal forma que era posible montar el nuevo radar de banda centimétrica (el modelo anterior tenía una longitud de onda de metro y medio) en un bombardero B-24 Liberator. Estos aviones patrullaban principalmente de noche sobre el Golfo de Vizcaya y en las costas británicas. Se acercarían al desprevenido submarino, apagando los motores y planeando bastante bajo. A escasa distancia encenderían un potente reflector para cegar a la guardia del submarino y dejarían caer las bombas, mientras el piloto encendía los motores y elevaba el aparato. Otro aspecto del ámbito ofensivo fue la utilización del radar para localizar a la flota alemana, así como la japonesa en las diversas operaciones en el Pacífico, pues este era un teatro de operaciones muy grande. Un papel notable que jugó el radar fue el hundimiento del acorazado alemán Bismark. Después de un breve combate en el estrecho de Dinamarca, un grupo de cruceros inglés fue capaz de rastrear y mantener contacto con el Bismark mientras este navegaba hacia el sur. La flota inglesa pudo reunirse y atacar masivamente al acorazado.

Operador de radar durante la SGM.  http://serialconsign.com

El ASDIC fue renombrado SONAR, acorde con la terminología estadounidense en preferencia de la denominación británica. Aunque su concepto es similar al del radar, pero en aplicaciones bajo el agua, el sonar utiliza un tipo diferente de onda. Gracias a un generador de ondas de sonido. Éste estaba basado en un cristal piezoeléctrico de cuarzo. Un receptor captura el eco, señalando la distancia al blanco. Generalmente el ASDIC trabaja combinado con micrófonos submarinos, conocidos como sonar pasivo. Éste último dispositivo era incorporado también por los submarinos, que podían oir el sonido de un convoy a grandes distancias. Sin embargo la distancia proporcionada es muy imprecisa y se necesita gran pericia para su interpretación. Los destructores eran los encargados de atacar submarinos, hostigándolos con el ASDIC y disparando cargas de profundidad. Éstas armas tenían el gran inconveniente de que el destructor había de pasar sobre el submarino, lanzar la carga y alejarse lo más rápido posible. Esta circunstancia hacía que hubiese posibilidades de que el submarino escapase. La profundidad a la que las cargas de profundidad detonan se regula mediante un temporizador. Para eliminar los inconvenientes de estas armas se diseñaron otras de lanzamiento frontal.
En los primeros meses de la guerra, los británicos desdeñaron el sistema de convoyes de la Primera Guerra mundial, creyendo que con el radar y el ASDIC podrían perseguir a los submarinos. Ésta táctica probó ser extremadamente inefi
caz. Los submarinos no atacarían un grupo de combate a no ser que contuviera trofeos que valiese la pena perseguir, como el ataque en el mediterráneo al portaaviones británico Ark Royal. Por tanto no quedó más remedio que volver al sistema de convoyes. Los buques de escolta de este servicio fueron los que mayor número de submarinos hundieron.

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